La investigación contra Mauricio
Funes, se ha vuelto un fenómeno social
interesante, y es que mide muchos elementos de nuestra apreciación
social y la división que producto de la polarización vivimos.
La corrupción es un problema que nos
ha afectado desde hace varios años, y fue el mismo Mauricio Funes, quien se
encargo de evidenciar varios casos de corrupción, entre ellos, el caso Flores –
Taiwan.
La condena social en el caso de
Francisco Flores, no se hizo esperar y tanto políticos de “izquierda”, medios
de comunicación y la sociedad misma, arremetieron contra Flores y el partido
ARENA, algunos o varios políticos de izquierda aprovecharon para hacer leña del
árbol caído, y llamar así a sus simpatizantes partidarios, al linchamiento
político contra Flores y su partido.
Es por supuesto, indignante para
un pueblo, enterarse de un caso como el de las donaciones de Taiwan, y saber
que esos fondos destinados a las víctimas no llegaron a su destino señalado, eso generó que Francisco Flores fuera vetado
incluso por miembros de su mismo partido.
Ahora, a más de un año de la salida de Funes de la
presidencia, el escándalo se vuelve en su contra, por señalamientos muy
similares a los que este hizo en contra de su ex homologo Flores.
Igualmente la condena social no
se ha hecho esperar, y es ahora la derecha y sus simpatizantes quienes
arremeten en contra de Funes y del FMLN, se suman además aquellos ex
funcionarios y ex “amigos” de Funes que por algún descontento o desaire,
quedaron en malos términos con el ex mandatario.
El caso de Funes, es el
termómetro con el cual podemos medir el nivel de polarización que existe en
nuestra sociedad, tan es así, que podríamos decir que existen dos tendencias
entre las opiniones al respecto, o estas a favor de Funes, o estás en contra. Y
es que a pesar de los indicios que podrían indicar la existencia de
culpabilidad de Funes, aun hay personas que creen en la inocencia del ex
Presidente, quien aun no es formalmente procesado.
Es indignante ver como un ex
funcionario que antes vivió como cualquier ciudadano de clase media, ahora vive con los lujos de un excéntrico millonario,
estilo de vida que muy probablemente se deba al enriquecimiento a costas de los
dineros del pueblo.
Este proceso es muestra del
funcionamiento de las instituciones, y lo que se está aplicando es justicia,
sin importar la afiliación ideológica o partidaria, sin embargo para muchos en el partido ARENA, esta es la
tan esperada venganza contra el que les puso el dedo en la yaga.
La polarización y el mal manejo
de las instituciones del Estado, nos han enseñado que estas responden a
intereses partidarios ya que generalmente son asignadas como cuotas de poder a
los partidos políticos bajo negociaciones entre estos.
Ahora que la Fiscalía está
investigando a Empresarios, y políticos que obedecieron a intereses
particulares, nos sorprende que las investigaciones no sean unilateralmente en
contra de la “derecha” o de la “izquierda”, algunos usuarios de redes sociales
arremeten contra el Fiscal, mientras otros apoyan su labor.
Es importante dejar que las
instituciones funcionen, y sean estas las que sostengan el Estado de Derecho,
El Salvador debe permitir que la institucionalidad fortalezca la función pública.
La institucionalidad no es
venganza, es justicia.
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